UNA SOLUCIÓN RÁPIDA Y EFICAZ EN MATERIA DE SEXUALIDAD.
Por Diego Doello
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DIEGO DOELLO |
La
naturaleza del hombre es adaptarse a los cambios del universo, a las
modificaciones que pueden desprenderse en un planeta que nunca está lo
suficientemente preparado para sostener la
diversidad. Pero de alguna forma, el poder adaptativo, la
resiliencia, las necesidades y las pulsionales nos llevan a buscar
respuestas a nuestra angustia; y cuando
el prejuicio sobre un sexo virtual, que respondía a un comportamiento
adolescente que toca los primeros placeres de la pubertad, nos abre a un mundo
de respuesta en un momento que nadie penso atravesar.
Pero
pensemos primero en el concepto que radica el sexo virtual, a donde nos remite
y porqué hoy se establece como una forma segura desde los canales sexuales. El
sexo virtual no es algo novedoso en escencia y hace su anclaje en la masturbación
pero permite la interacción llevándolo a un nuevo escenario que es el mundo
virtual donde la sexualidad explora un nuevo ámbito para el placer y el goce.
De
esta forma debemos pensar un sexo virtual como un instrumento que responde a
romper las estructuras de una sexualidad estática y rígida, donde los seres necesitan, en la dinámica de la
evolución, establecer nuevos mecanismos de estimulación. Es justamente ahí
donde ingresa la era digital con toda su fuerza para establecer formas
diferentes que recaen en lo visual, donde sensiblemente permite un vínculo
distinto, necesariamente distinto que lo hace un juego que es propiamente
aquello que mantiene viva una relacion sexual.
El
sexo virtual convive con términos como sexting, nudes, sendnudes, en donde el
intercambio de material y elementos eróticos son la clave en la estimulación de
la práctica, tal como lo fueron las revistas eróticas o las primeras películas
condicionadas. Hoy la pornografía mueve una economía muy elevada en los marcos
de las redes sociales y la era de internet, y esto es un indicador del consumo
y de la demanda en este nuevo paradigma que podemos empezar a pensar en la
sexualidad humana, donde el sexo virtual encontró una puerta importante para
establecerse en las relaciones como una práctica necesariamente vital para
muchas personas, un modo, una herramienta autoerótica que se conecta a la
exposición del cuerpo y de la mente en un espacio virtual para manifestarse en
un vínculo con uno o unos otros.
La
pandemia Covid19 fue esa gran puerta que encontró el sexo virtual para
establecerse sin pedir permiso y con un respaldo en este momento que atraviesa
el planeta, exponiéndolo con un sello de sexo seguro, como una respuesta ante
un terreno que propone un aislamiento social y el distanciamiento como la clave
para la prevención de la propagación del virus. De esta forma, el sexo virtual
se acomodó en los dispositivos móviles y en los ordenadores de las personas,
para romper el prejuicio sobre aquel que podía convivir con una masturbación
activa. Logró unificar un nuevo concepto, una nueva forma de experimentar el
placer y una practica sexual; impidiendo que pueda ser visto como un fenómeno
desde un punto de vista científico, sanitario, sociológico, como algo que
atente contra el bienestar o la integridad psicofísica de la persona.
Así
debemos entender el sexo virtual, como una práctica que nace con las nuevas
generaciones, pero que se propaga a todas de la mano de la tecnología como
aquello necesariamente vital, impulsada por un mecanismo de juego que envuelve
todo tipo de erotismo. Involucra a los hombres y a las mujeres desde un mismo
lugar de participante activo, brindando un lugar pleno de goce, encontrando
placer en la sensibilidad de las percepciones, las fantasías y el fetichismo
que no puede desvincularse en toda esta gestión del sexo virtual, sin
descriminar un sexo virtual casual, o un sexo virtual para una pareja o relación
prolongada entre dos o más personas.
En
resumen, la pandemia Covid19 atacó directamente al contacto entre las personas,
a esa aproximación tan necesaria en la relación sexual, tan vital. Como
respuesta ante la imposibilidad de un normal desarrollo de la sexualidad, el
sexo virtual toma la posta para preservar la salud sexual y psíquica de los seres humanos, y propone un
acercamiento que mantiene vivo ese contacto en términos digitales; que permite
sostener saludablemente el placer de un encuentro sexual.
De
esta forma, en todo el desorden que genera esta problemática a nivel planeta,
ya sea en términos sanitarios, políticos, económicos, etc, el sexo virtual es
tal vez una solución rápida y eficaz en materia de sexualidad, considerando una
de las tantas problemáticas que nos despertó esta situación. Poder pensarlo
como un poder adaptativo, una capacidad resiliente, una fortaleza o un
intrumento resolutivo, y que es de alguna forma uno de los mejores mecanismos defensivos que podemos
desarrollar, ante la agresión de este virus que nos afecta y desestabiliza en
todos los niveles emocionales y afectivos, y desde ahí se puede considerar que
el sexo virtual es producto de la inteligencia emocional del ser humano que nos
permite una adaptación al medio que hoy nos toca vivir.
Lic.
Doello Diego MP98292 Y MN 67834 - Psicólogo
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