IVAN CAMAÑO. EL FALLIDO MINISTRO DE CULTURA QUE TRABAJA PARA LOS MÁS VULNERABLES
Por: Laura Calle Rodríguez.
Es músico, oriundo de Quimilí, un pueblo de Santiago de
Estero, que limita con Chaco. De familia cantora y guitarrera -como a él le
gusta decir- Ivan Camaño comenzó a trabajar en la música por necesidad; sin
embargo, su talento lo llevó a los escenarios más importantes del país. Es
reconocido por su gran aporte a los sectores más vulnerables de la comunidad.
Fue nombrado Ministro de Cultura de la Nación por Alberto Fernández pero, a
poco de asumir, su nombre fue desplazado por el de Tristán Bauer. Lejos de
enojarse, ese joven que, en Buenos Aires vivió literalmente en la calle, jamás
detuvo su vocación social. Hoy preside la Fundación Mision-ar y desde allí
brinda ayuda a todos los sectores más vulnerables del país.
¿Cómo arrancó tu carrera artística?
Anduve con mi guitarra por todos lados con el grupo “Ternura”
en giras nacionales que me permitieron pagar la escuela secundaria y continuar los
estudios terciarios en mi provincia. Por
suerte gané una beca que me posibilitó venir a Buenos Aires a estudiar la
licenciatura en música. Justamente aquí supe lo que es vivir en la calle. De
todas maneras, pude salir adelante a pesar de todas las adversidades; siempre
con la música; siempre con la espiritualidad y la fe puesta en progresar y no
estar sujeto a cuestiones que de alguna u otra manera te van llevando al
resentimiento. Necesité comprender cada uno de los pensamientos de los
diferentes sectores sociales de Argentina.
IVAN CAMAÑO |
Me tocó trabajar con Alfredo Alcón como guitarrista. Pude
sentir temblar el teatro de la calle Corrientes cuando declamaba los poemas de
González Tunón junto a Carlos Andreoli. Además, realicé numerosas giras con
Tamara Castro hasta su fallecimiento. Fui también víctima del accidente que se
llevó su vida. Ahí me tocó volver a levantarme; salir adelante como siempre en
la vida. Pude por suerte editar mi primer disco llamado Origen;
presentarme en ND Ateneo y estudiar algo que yo amo mucho que es la educación
financiera para ver cómo generar dinero dentro de la música y la producción y
así comenzar a tener una estabilidad económica y no depender de nadie.
¿Y cómo llega un chico que vivió en la calle a convocar
un teatro Ópera?
Llegué con el proyecto Uniendo generaciones. El puente
generacional, que lo armé cuando ví que el maestro Vitillo Ábalos había
sido rechazado por unos jóvenes que tenían otra mirada; decían que la gente
grande no era para esos momentos sino
que la prioridad era la juventud. Justamente la gente grande es la fuente de la
sabiduría donde los jóvenes vamos a beber de ella para aprender, para no
equivocarnos en la vida y seguir adelante y apoyarnos en el conocimiento, la
sabiduría y la experiencia de nuestros mayores. Así surgió Uniendo
generaciones que logró llenar el Ópera y después el espectáculo recorrió
el país.
Para un chico de un pueblo fue un gran crecimiento…
Totalmente. Luego estuve en el Luna Park; después otro
Ópera y de golpe aparecieron diferentes clubes de fans. Ahí busqué la manera de
que no me siguieran simplemente a mí, sino que juntos pudiéramos organizarnos
solidariamente. Era una necesidad imperiosa de ayudar al prójimo para que las
personas no pasaran lo que yo había vivido. Para eso estudié todos los
programas interministeriales. Es necesario conocer qué nos corresponde a
nosotros como ciudadanos argentinos por los impuestos que pagamos. Entonces fui
viendo donde estaba la necesidad y -como se dice en mi pago- me la pasé tocando
las puertas de los lugares precisos, donde corresponde y veía las necesidades
de cada uno para luego articular con el ministerio correspondiente.
¿Y ahí abandonaste la música?
Jamás la dejé. Paralelamente, mis canciones eran grabadas
por grandes artistas como el Chaqueño Palavecino o Raúl Palma. Ahí también me
fui interiorizando de lo que nos correspondía por estatuto desde la ley a los
autores, compositores y a los intérpretes. Era una manera de conocer mis
derechos y mis obligaciones como artista.
¿Cómo ese artista solidario coqueteó con la política?
Política hace todo el mundo al andar, desde todos los
sectores. Yo vengo haciendo hace muchos años una política social. Una cosa es
contarlo y otra es vivirlo. Es muy diferente pasar hambre de verdad; ver
realmente cómo te quema el frío y esa incertidumbre de saber que nadie te
espera. Tu techo son las estrellas del cielo y tus frazadas, unos cartones. Son
cosas muy complicadas. También sé lo que es vivir en el monte y tener esa
desesperanza de que cada tres años te vienen a visitar solamente para las
elecciones. Uno después de todo entiende que la herramienta de transformación
es estar en el gobierno para poder cambiar la vida de algunos sectores. Siempre
creo y sostengo firmemente que acá nació Gardel, Discépolo, Favaloro, muchos
ídolos y héroes argentinos y, de esa manera, nosotros debemos comprender que la
cultura cambia la vida.
¿Cómo puede un artista que “sólo” cuenta con su talento
cambiar su vida?
Si nosotros convocamos a nuestros artesanos y a nuestras
industrias culturales y empezamos a exportar, se va a generar materia laboral
genuina que le va a dar independencia, estabilidad económica a un gran sector;
el de la cultura que está ligado al turismo, al desarrollo social, a la
educación, a la salud y a tantos otros. Todo está ligado a la cultura.
Tuviste la oportunidad de ser parte de un gabinete de
Cultura…
Armamos un proyecto para que la Secretaría de Cultura, en
ese entonces, sea Ministerio. Pero para que se articule interministerialmente y
llegarlo a posicionar en lugar donde estén todas las expresiones artísticas y
culturales y así darle ese enfoque. Entender bien, por ejemplo, que SADAIC es
un ente recaudador de los autores y compositores, pero no para que le tengamos
miedo como nos sucede a todos los que hacemos espectáculos porque viene a
cobrar. No es así. Creo que SADAIC viene a ayudar a la comunidad. Debe tener un
programa donde se ayude y no solamente se recaude; donde se empiece a armar una
economía circular. Si valoramos la mano de obra de las industrias culturales
que tenemos y todos los ponchos que se venden al exterior o el tango o el
turismo receptivo que tenemos aquí, con el dólar a este precio; si eso lo sabemos
aprovechar, y si logramos vender lo nuestro, vamos ayudar a este sector que es
tan amplio. ¿Cómo? Cubriendo, motivando, incentivado y promoviendo a los
productores que organizan los festivales o a los intendentes que llevan a cabo
nuestras fiestas populares. En esas fiestas pueden trabajar y vender todos. Hay
una cadena muy grande de la economía que se mueve a través de la cultura y el
arte. Es necesario entender bien la cultura. Saber que en un mismo territorio
se habla diferente, se vive diferente y se piensa diferente. La herramienta de
transformación es el gobierno, pero también una institución puede hacerlo. Una
Institución como Mision-ar, que sueña, que acciona y realmente llega al
corazón.
¿Por qué Ivan Camaño no llegó a ser Ministro de Cultura
de la Nación?
La cuestión del armado de gabinete lógicamente le
corresponde a nuestro presidente. Entonces, son decisiones que escapan a uno.
Pero yo estoy siempre al servicio de la gente. Hace 20 años que vengo
trabajando y por eso armamos Mision-ar para seguir haciéndolo. Esa es mi
naturaleza: trabajar y ayudar al prójimo desde el lugar que me toque.
¿Por eso nació la Fundación Mision-ar?
Mision-ar nació cuando sentimos la necesidad de armar
algo institucional para trabajar en conjunto en pos de la cultura del pueblo. Armamos
con todo el equipo de Mision-ar diferentes áreas que articulan
interdisciplinariamente para poder ayudar. Esto comenzó por la
pluriculturalidad; esto es vivir con diferentes
pensamientos en un mismo territorio y convivir de una manera pacífica Es
aceptar al otro como es: uno de River, el otro Boca; uno Radical, el otro
Peronista; uno Federal, el otro Unitario; uno musulmán y el otro católico.
Todos vivimos en un mismo territorio y debemos aprender a convivir de una manera
solidaria. El mundo nos está haciendo un llamado de atención.
¿Misionar ayuda también a los que donan?
Firmamos convenio con más de 1.400 empresas que van a
brindar beneficios de descuento en autoservicios, casas de ropa, heladerías,
transportes aéreos y terrestres, entre otros. Para brindar esto es fundamental
que aporten, desde una silla a un plato de comida, o dinero para la gente y a
su vez, nosotros los vamos a ayudar brindándoles una tarjeta con la que van a
obtener estos beneficios. ¿Por qué busqué este beneficio para ayudar a los que
nos ayudan? Porque soy del interior y viajé por todo el país y conozco la
Argentina profunda y sé que la gente del interior viene a Buenos Aires por
diferentes razones. Mision-ar debe estar ahí otorgando ese beneficio para que
cuando alguien llegue tenga, por ejemplo, un descuento significativo al viajar,
en un restaurante, o una farmacia. Mision-ar se está ocupando para que cada
pueblo de cada ciudad pueda gozar de beneficios y trabajar con nosotros para
seguir adelante con todos los proyectos. Por eso es tan importante que nos ayuden
a ayudar. ↛
Ivan Caamaño, exemplo de argentino. Autêntico amor al próximo.
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