martes, 21 de abril de 2020

CUANDO EL ARTE PUEDE SER UN MOTOR DE SANACIÓN

COMO ANA FRANCO LOGRÓ, A TRAVÉS DE LA ESCRITURA, CERRAR VIEJAS HERIDAS.

Por: Laura Calle Rodriguez.

ANA FRANCO
@anafranco444
Se autodefine como “guionista de televisión en pandemia”, pero Ana Franco es mucho más que eso. Supo darle vida a diversos personajes de entrañables ciclos como Alta Comedia, novelas de canal 9 y Televisa, entre otros. Sin embargo, a pesar de que el Coronavirus la atrapó en plena creación, tiene fe de que pronto sus personajes podrán besarse y vivir situaciones íntimas como siempre. De todas maneras, desliza que no estaría mal escribir una novela con personajes con barbijo, pero inmediatamente reconoce que sería ver más de lo mismo que estamos padeciendo así que no la considera una opción viable.

La pandemia la encontró escribiendo para Televisa pero, como todos, debió poner el pie en el freno. “Televisa es un desierto en este momento; pero un desierto que va a volver a estar habitado. Tengo mucha fe. Todos tienen unas ganas increíbles de trabajar. Todos somos pro vida. Todos necesitamos esa pasión, ese fuego que cada uno tiene en lo que hace”, cuenta la escritora y enseguida aclara que se reconoce pro vida en todos los aspectos. “Me convertí pro vida porque me tuve que hacer un aborto prácticamente obligada ya que estaba en pareja con una persona de religión judía y por eso fui despreciada de una manera terrible. Yo no tuve el coraje de afrontar la situación sola por miedo a mi padre, al que dirán. No tuve la valentía. Entonces me hice un aborto y es la sensación más triste y más terrible que puede sentir una mujer. Después de unos años me tocó ser testigo en una boda judía y creo que ahí sané el dolor que vengo acarreando desde tanto tiempo porque fui elegida para ser testigo y antes había sido rechazada.

Justamente la ficción que está escribiendo Hijo del destino (Un sueño, una pesadilla) gira en torno al aborto y la guionista reconoce que escribir esto también la sanó. Es la historia de una mujer que desde hace seis años lucha por quedar embarazada junto a su marido y no lo logran a pesar de que no existen impedimentos físicos. Por eso deciden hacer un viaje, para ver si desconectados de todo, consiguen ese embarazo tan ansiado. Sin embargo, en una salidera bancaria son perseguidos por ladrones que logran ingresar en su vivienda y violar a la protagonista. Ella queda embarazada y decide seguir adelante a pesar de todo. “En Hijo del destino también siento que sano porque hago que la protagonista quiera dar a luz al hijo, a pesar de todo. La hago enfrentar contra viento y marea; pero ella sigue para adelante. Ahí también creo que me curo un poco. Es así la vida. Te da las oportunidades y uno las tiene que tomar”.

Ana con los años fue curando sus heridas a través de su pasión, la escritura. “En Montecristo con el ramal villanos hice bastante catarsis con el que era mi pareja, Oscar Ferreiro. Le decía todas las cosas que no podía en persona, a través de personajes. Igual él nunca se dio por aludido, pero al menos se lo dije. Yo escribía toda la parte de los malos y me di cuenta que estaba escribiendo mi violencia, la que estaba sufriendo con Oscar. Ahí empecé a darme cuenta de que me encontraba dentro del círculo de violencia. Cuando empecé a escribir lo hacía derecha, apoyada en el sillón. Cuando terminé estaba acurrucada casi en el piso llorando porque había escrito lo mío y eso explotó en la pantalla. Era extrema realidad”, recuerda con tristeza.

Con un montón de sueños y confiada en que este virus traiga una esperada lección espiritual al mundo, no baja los brazos y vive cada día al máximo: “Me estoy dedicando a estudiar Cabalá y me doy cuenta de la carencia espiritual que tenía y que creo que tiene la mayoría de la gente. Si no sanamos lo espiritual y no vemos realmente al otro como nuestro prójimo pero real; que haríamos por el lo mismo que por nosotros vamos a seguir en este caos”.

Pasa sus días repasando en su cabeza cada personaje, recordándolos y dos o tres veces por semana asiste a su madre de 91 años que vive en Recoleta pero extraña abrazarla: “No me deja entrar y le dejo todo en la puerta; no quiere que me acerque. Me dice que quiere vivir para mí y la verdad es que yo también quiero que viva para mí”, confiesa. Pasa sus días entrenando, creando nuevas historias y disfrutando de su perra, Jesucita. No está en pareja y si bien reconoce que por momentos le gustaría, también admite que está en un buen momento sola: “Estoy bastante decepcionada de los hombres. Me han tocado hombres mentirosos y vividores, así que estoy bien conmigo. Estoy en paz y eso es fundamental. Mi corazón está sanado y me gustaría enamorarme otra vez, pero con ciertos recaudos”, concluye.↛




4 comentarios:

  1. Excelente nota!!!
    Una persona excepcional Ana, de gran calidad humana.

    ResponderEliminar
  2. Una gran nota!!!
    Mostrando la parte humana y Gran Escritora que es. El tiempo será testigo de su vuelo

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Buena nota!! Llegue acá por la historia de face. Bravo!!

    ResponderEliminar